El mito tras las constelaciones

El porqué de los seres míticos que nombran constelaciones y estrellas

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Constelación de Pegaso según el astrónomo persa al-Sufi. Biblioteca del Congreso

Todas las constelaciones están unidas por mitos que han ayudado a las distintas culturas a mantener la tradición oral del conocimiento del cielo de una generación a otra. Por ejemplo, las constelaciones de Cefeo, Casiopea, Andrómeda, Perseo y Pegaso están unidas por el mismo mito, pero también porque se encuentran juntas y relacionadas en el cielo. ¿Se aprovecharon los mitos para designar los asterismos, o bien la necesidad de conocer las estrellas inspiró nuevos mitos? A esta tarea se dirige el estudio de los cataterismos.

Las constelaciones actuales derivan de la Uranometría de Johann Bayer publicada en 1603, que se inspiró a su vez en manuscritos del siglo XI, que no eran sino transcripciones de obras clásicas como la sintaxis de Tolomeo, quien a su vez debía gran parte de su obra a Hiparco.

El hilo mítico en el cielo tiene un comienzo romántico (o pervertido, según quien lo aprecie): los amores de Zeus con cualquier ser que tuviera a bien ponerse a su alcance. Y todos parecen proceder de la Creta minoica de hace 5.000 años y de su mitología.

Posiblemente las necesidades marítimas, agrícolas y, por supuesto, religiosas de Creta, hicieron del cielo un monumento mutable, pero a la vez eterno, en cuya esfera celeste se escribía el más apasionado libro nunca editado que haya llegado hasta nuestros días. Se trata de un imaginario elaborado en el hemisferio norte, por ello toda las constelaciones de reminiscencias míticas se refieren a este hemisferio.

Los historiadores Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend proponían en su controvertido libro Hamlet's Mill (1969) que las narraciones mitológicas son en realidad descripciones simbólicas de la precesión terrestre reflejada en las estrellas, conocimiento que poseían los constructores de megalitos y los pueblos sin cultura escrita del Neolítico contra la opinión más académica que arranca la astronomía desde la Antigua Grecia.

La Osa Mayor y la Osa Menor

Un ejemplo del protagonismo de Zeus en esta transferencia mítica a los cielos lo observamos en la región polar donde se encuentran la Osa Mayor y la Osa Menor. Estas dos constelaciones recuerdan los amores de Zeus por la Ninfa Calisto, doncella de Artemisa (Diana). Hera (Juno), de humor irascible, y a la sazón esposa celosa de Zeus, transforma a Calisto en Osa (Osa Mayor). El hijo de Calisto, Arcade (Osa Menor), se convierte en cazador y antes de que cace a su madre con una flecha, Zeus le transforma también en oso y coloca ambos en el cielo.

El mito de Andrómeda y Perseo

Otra familia estelar y mítica corresponde a Casiopea, esposa de Cefeo y madre de Andrómeda, que desafía los dioses afirmando que su hija es más bella que las Nereidas, comparación que ofende a Poseidón (Neptuno).

Para calmar la ira de Poseidón, Cefeo ofrece como sacrificio a su hija Andrómeda, encadenándola. En otro lugar del cielo no muy alejado transcurre la segunda parte del relato del mito. Danae, quien ha tenido amores con Zeus con resultados nefastos, engendra a Perseo. Adulto, Perseo, ayudado por unos gadgets mágicos proporcionados por Hermes (Mercurio) y Atenea (Minerva), corta la cabeza de la gorgona Medusa, de cuya sangre nace el caballo alado Pegaso. A su regreso sobre Pegaso, divisa encadenada a Andrómeda, la rescata matando al monstruo marino (Cetus) de Poseidón con la mirada de Medusa.

Todos los personajes encuentran su posición celeste para honra de unos y escarnio de otros.

Catasterismos de Hércules

La familia de constelaciones referidas al mito de Hércules, hijo de Zeus y Alcmena, y sus trabajos abarca algunas de las constelaciones más importantes. Por ejemplo, la serpiente (Serpens) que envía Hera y que el niño estrangula con sus manos al poco de nacer, aunque el hábito de estrangular se extiende en el futuro sobre su mujer y sus hijos. Esa condición de filicida y uxoricida le condena a 12 trabajos imposibles. Estrangula al León de Nemea (Leo), mata a la Hidra (Hydra) de Lerna, captura al Toro de Creta (Tauro), y vence al dragón (Draco) que guarda las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Incluso es el aniquilador del águila (Aquila) que devoraba el hígado de Prometeo.

Otros amores de Zeus en el cielo

Zeus además se convierte en cisne (Cygnus) para amar a Leda, de la que nacen los gemelos (Géminis): Cástor y Pólux, las estrellas más brillantes de esa constelación, los cuales participarán con Jason como argonautas en la búsqueda del Vellocino de Oro (Aries) de Quirón, el centauro (Centaurus). Otro de los argonauta, Orfeo, hace llevaderas las largas horas de navegación gracias a su lira (Lyra).

Las relacionadas con el mito del cazador Orión, son los canes, Can Mayor (Canis Maior) y Can Menor (Canis Minor), que en el cielo siguen siempre fieles a su dueño.

Orión y Escorpio

Orión desafía a Artemisa, la cual provoca que le pique un escorpión (Escorpio) y lo sitúa en el cielo retirados uno de otro, de manera que cuando aparece Orión en el firmamento desaparece Escorpión y viceversa.

Los mitos se convirtieron así en la más práctica regla mnemotécnica de la humanidad para la ardua tarea de predecir el tiempo, navegar en la oscuridad, seguir la ruta de los desiertos, o simplemente gozar del espectáculo nocturno para perderse con la imaginación de poblar la esfera celeste con seres de corte fantástico.

Imagen: Constelación de Pegaso según el astrónomo persa al-Sufi (903-986) en su libro Kitab suwar al-kawakib (Libro de las constelaciones de las estrellas fijas). Biblioteca del Congreso